La masía de Can Carner

Can Carner, fechada del S.XIII, es un bien catalogado como finca rústica, y comprende un uso de vivienda, agrícola y ganadero. Se trata de un conjunto edificatorio formado por la casa principal, casa de los “masovers” (aparceros o solariegos) y cuerpos anexos, denominado en su totalidad como Masía de Can Carner.

La ordenación de las edificaciones se produce alrededor del patio central de la antigua era, donde la casa principal y la casa de los “masovers” están unidas por un cobertizo debajo el cual hay un paso, por donde se accede al patio posterior.

La casa principal es de planta cuadrada, con planta baja y dos plantas con cubierto de cuatro vientos de suave pendiente y aleros de escasa salida. Tiene un cuerpo adosado a levante, de dos plantas.

En el interior de la planta baja, despacho, dormitorio, comedor y cocina. En la primera planta, gran sala central con cuatro dormitorios. La segunda casa era la casa de los “masovers”, de grandes dimensiones: planta baja, piso, con cubierta a dos vertientes y cumbrera perpendicular a fachada, de ornamentación más sencilla, y más antigua.

Existen también cuerpos anexos de una sola planta como cobertizos y almacenes, y antiguos establos de vacas y caballos.

Can Carner, fechada del S.XIII, es un bien catalogado como finca rústica, y comprende un uso de vivienda, agrícola y ganadero.

Restauración del patrimonio tradicional catalán

El objetivo de la XXXVIII edición de las jornadas Internacionales sobre la Intervención en el Patrimonio Arquitectónico, fue el análisis en profundidad, de la complejidad que conlleva la intervención de un patrimonio con un carácter tan destacado por su componente identificador, como es el patrimonio tradicional.

Este patrimonio es una importante referencia de cualquier sociedad. A pesar de hablar de arquitectura, este concepto contempla también otros ámbitos de conocimiento, dado que la construcción admite una interpretación cultural en varias dimensiones: productiva, social, gestión del territorio… tantas como la propia complejidad de cada grupo humano.

La arquitectura tradicional catalana tiene mucha importancia como caracteritzadora del territorio, dado que el pasado es una suma de objetos múltiples.

Pero la Masía, desde una perspectiva antropológica, no es sólo el edificio, sino el conjunto de un patrimonio inmaterial: Nombre de la Masía, evolución histórica… Por lo que se trata de un patrimonio transmitido de generación en generación, como testigo de una forma de vida.

El pasado siempre se ha ido reformulando; lo que hoy en día consideramos como pasado, es nuestra mirada de hoy, y de aquí surge la reinvención. Cada Masía ha sido la respuesta de un momento histórico, con cambio de usos, concepción, innovaciones técnicas que conciben la vida doméstica de formas distintas.

El proyecto de Cooperativa de vivienda de Can Carner busca reinventar el uso de nuestro patrimonio tradicional, de forma que con todo el respeto hacia el pasado, pueda evolucionar hacia un nuevo modelo de convivencia.

Un poco de historia

(según Ficha del catálogo de edificación)

En el siglo XIII la masía se denominaba Can Carner del Pla. Guillem de Carner, sacerdote de Castellar del Vallès vivió en la masía en el 1274. Por otra parte, Jaume Carner fue alcalde de Castellar del Vallès en el 1493 y Jaume Descarner, probablemente su hijo, lo fue también en el 1530.

Al finalizar la Guerra Civil, más concretamente en 1939, la familia de Rosa Blancafort llega de Tona a Castellar del Vallès; en aquel momento Rosa tiene 13 años. La familia se dedicaba al campo y desde Tona llegaron directamente a Can Carner con vacas, lechones, cerdas y una yegua para labrar. La familia vivió en la “masoveria” (casa donde viven los “masovers”), construida el 1842, que se encuentra junto a la casa principal, la casa grande como ellos lo denominaban. En la casa principal vivían los propietarios y ellos mismos la gestionaban con la ayuda de una sirvienta.

La familia Blancafort vendia leche en la misma “masoveria”, básicamente a los trabajadores del Molí d’en Busquets, los cuales pasaban por delante de la masía para ir a trabajar a la fábrica. Los “masovers” eran aparceros de algunas de las tierras de los señores, pero los propietarios de la masía, la familia Armengol, vivía del cultivo de las tierras próximas a la casa y también de la viña, los olivos… La masía también tenía un huerto y un espacio con árboles frutales.

La familia Blancafort estuvo 17 años en la “masoveria” de Can Carner, hasta 1956, año en que abandonan la casa y se instalan en el casco urbano.

En la actualidad todavía podemos ver una puerta que une la “masoveria” y la casa principal; esta puerta conducía a las cuadras de los caballos y a una pequeña bodega donde se guardaban los toneles de vino. Los “masovers” abrieron un paso para almacenar el grano de los animales; de aquí se pasaba a las cuadras de las vacas. Junto a las cuadras de las vacas se encontraba la pocilga de los cerdos. Cerca de la masía estaba el pajar, donde se guardaba la paja que se recogía en el campo para dar alimento a los animales.

Hasta diciembre de 2002 todavía se podía ver una reguera de un metro de anchura, aproximadamente de 50 cm de hondo, hecho con obra y piedra que, de Can Carner siguiendo el límite de propiedad con can Oliver, pasaba por la parte alta de un campo alimentando una balsa grande. Antiguamente, había otra balsa delante de la masía de Can Carner, donde se celebraba el concurso de pesca de la Fiesta Mayor.

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